Herlinda Bobadilla, una de las narcotraficantes más temidas de Honduras, admitió ante la Fiscalía del Distrito Este de Virginia que financió dos asesinatos en Honduras.
Entre las víctimas, se encuentran el zar antidrogas Julián Arístides González y también dijo que ordenó el asesinato de su pariente Miriam Yolanda Canales Ramos, a quien consideraba una informante del gobierno estadounidense.
Canales Ramos, residente legal de Estados Unidos, fue ejecutada en un salón de belleza en Tocoa, Colón, al norte de Honduras.
Bobadilla no solo fue responsable de coordinar su muerte, sino que, al perder el rastro de la víctima en un retén policial, recurrió a los servicios de Devis Leonel Rivera Maradiaga, líder de Los Cachiros, para localizar y ejecutar el crimen.
El asesinato de un general
Bobadilla admitió haber participado en la conspiración para asesinar al general Julián Arístides González, el jefe antidrogas de Honduras, en diciembre de 2009.
González había tomado medidas severas contra las organizaciones de narcotráfico en el país, convirtiéndose en un objetivo prioritario para los líderes del crimen organizado.
Herlinda Bobadilla y su organización, el cartel Montes, colaboraron en la financiación de este asesinato junto a otros narcos.
Al general lo asesinaron a plena luz del día, después de dejar a su hija en la escuela. Este crimen fue una afrenta directa contra los esfuerzos del gobierno hondureño por detener el tráfico de drogas.